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Aunque ningún miembro del personal de los equipos que componen las liga de béisbol profesional de República Dominicana ha señalado cuánto, era una costumbre, que al finalizar la campaña, alguien, presidente principalmente, se quejaba de las perdidas en el negocio, naturalmente la mayoría de las veces lo hacían los que no clasificaban a la parte final del campeonato, momento que se dice es el verdadero generador de beneficios.
Parece que eso es cosa del pasado o responde a una mejor política de relaciones publicas, ya que la imagen que terminó creándose la liga, luego de años y años con ese lamento, fue la de que los propietarios de esas franquicias estaban exagerando y en algunos casos hubo gente que insinuó que realmente mentían. |
“¿Por
qué no
venden
entonces?”
se
preguntaban
comentaristas
y
fanáticos
y nadie
contestaba,
dando
cabida a
suponer
varias
probabilidades:
que los
patrones
de
nuestro
béisbol
son muy
“sacrificados”,
que aman
al
apasionante
deporte
y son “desprendidos”,
en
última
instancia
se
especulaba
lo que
escribí
al final
de
último
párrafo:
que son
unos “mentirosos”
Que se
sepa el
único
equipo
cuyos
propietarios
construyó
y
mantiene
su
estadio
desde
sus
inicios
y hasta
hoy es
el de
los
Toros de
la
Romana,
del Este,
como
mejor se
le
conoce,
a menos
que esto
forme
parte de
una
leyenda
que se
cree
desde
siempre,
lo digo
porque
aquí a
cualquiera
lo
desmienten,
ya que
existen
conocedores
de
secretos
de
nuestra
pelota
que uno
ni sabe
ni
imagina
y te
dicen: “Estás
en el
limbo mi
hermano”.
Fuera de
los
Azucareros,
como
también
nombran
a este
conjunto,
los
demás
equipos
no
tienen
estadio
propio,
el
Julián
Javier,
Tetelo
Vargas,
Cibao y
Quisqueya
(hasta
que le
cambien
el
nombre)
fueron
construidos
con
dinero
estatal,
son
administrados
con
dinero
estatal,
por lo
que hay
una
inversión
constante
en
mantenimiento
que ha
levantado
fuertes
criticas
desde
tiempos
inmemorial
porque,
alegan
los
quejosos,
es a los
usuarios
mas
constante
que
debía
tocarle
ese
apartado,
es decir,
a los “sacrificados-desprendidos-
mentirosos
dueños”.
Ya no se
dice o
escribe
nada
sobre el
consumo
de
energía
eléctrica
en esas
instalaciones
durante
la
celebración
del
torneo,
pero eso
era otro
tópico
que
molestaba
a los
jerarcas
del
béisbol
criollo
cuando
se lo
mencionaban,
debido a
que se
aseguraba
que el
Estado
asumía
ese
renglón
también,
imagínense
eso en
el país
de los
apagones,
aunque
parece
que eso
a
variado
un poco,
tendría
que
asegurarme
preguntándole
a los “conocedores
de
secretos
de la
liga”.
Algunos
presidentes
o
gerentes
de los
conjuntos
que
forman
la liga
aparecieron
recientemente
revelando
la
inversión
en
varios
aspectos
para
mejorar
su
negocio
como
instalación
de
pizarras,
trabajos
en los
terrenos,
entre
otros,
pero no
aclaran
cuánto
gastaron
y si
fueron
solo
ellos o
el
Estado
metió su
mano
como
siempre,
me
expreso
así
porque
mientras
se
anunciaban
estas
mejorías
en un
par de
sedes,
otros
amos de
otras
escuadras
se
quejaban
de que
“todo es
para el
Quisqueya
o el
Cibao”,
pero eso
se quedó
ahí,
evidentemente
han
mejorado
las
relaciones
publicas
de la
liga o
se han
puesto
de
acuerdo
en no
gritar
tanto.
Es que
nadie en
su sano
juicio
puede
creer el
alegato
de las
pérdidas
económicas
en una
actividad
que
involucra
por dos
meses a
todas
las
franquicias,
por
cerca de
un mes
más a
los
cuatro
que
clasifican
al Todos
contra
Todos y
a la
final a
los dos
que se
disputan
el
trofeo y
durante
el cual
se
produce
un gran
despliegue
publicitario.
Que los
estadios
luzcan
vacíos
cuando
no
involucran
a los
exitosos
equipos
Liceo y
Águilas
no es
culpa de
ellos,
ya que
si estos
se
preocupan
por
presentar
un buen
escuadrón,
concentrado,
competidor,
aguerrido,
ganador,
lo que
deberían
hacer
los
demás es
imitarlos,
crear su
propia
mística,
crear su
publico,
para que
éste (el
que paga)
no
abandone
el
escenario
tan
pronto
advierta
que lo
que le
prometieron
en rueda
de
prensa y
demás
bla bla
bla no
se
cumplen
en el
terreno.
Esa si
es una
razón
creíble
de
perdidas
para los
espectadores,
la de
que si
usted es
un
perdedor
en el
campo de
juego no
puede
ser un
ganador
en las
finanzas,
no puede
pretender
que los
fanáticos
asistan
durante
la serie
regular,
mas aun
cuando
se ha
permitido
extender
la
creencia
de que
la
verdadera
“liga”
arranca
a
finales
de
diciembre
y en
enero.
En eso
nos
hemos
equivocado
muchos,
porque
las
estadísticas
establecen
un dato
muy
revelador:
de 52
torneos
celebrados
a la
fecha,
sólo
ocho
veces ha
ganado
el cetro
el
equipo
que
clasifica
sin
ocupar
uno de
los
primero
dos
lugares
de la
vuelta
regular
y, fuera
de las
Águilas,
Tigres y
Leones
ningún
otro lo
ha
logrado,
Las
Estrellas
con dos
coronas
hasta
ahora,
lo
lograron
quedando
segundos
en 1954
y
primeros
en 1968,
por su
parte,
los
Toros
lograron
salir
airosos
en 1995
no sin
antes
encabezar
el
primer
ciclo.
Treinta
veces el
primero
y
catorce
veces el
que
queda en
segundo
lugar
han
dominado
a la
liga y
aunque
no sea
una ley
ocupar
estos
puestos
para
ganar,
parece
casi una
regla,
porque
con ello
es que
se logra
respeto
ante los
contrarios,
con ello
usted
logra
que el
fanático
asista y
con ello
los
dueños
quizás
algún
día
pidan
menos.
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